Quedan muy pocos días para que acabe el año...y para que comience otro. Al menos eso es lo que nos hacen creer y pensar. A partir del primer segundo del día uno de Enero será un nuevo año...y ya vamos por el 2011, y todo empezará de nuevo. Haremos nuevos propósitos, nos marcaremos nuevas metas, intentaremos alcanzar nuevos objetivos...nos pondremos a dieta, dejaremos de fumar (a eso casi nos obligan)...me llevaré bien con el de al lado, seré más amable, me levantaré diariamente con una sonrisa, no volveré a beber (de aquella manera!), y miles y miles de cosas que se nos ocurran para que el año venidero nos haga mejor persona...Y tiene que ser el año venidero? Por qué no se te ocurren maravillas semejantes el día 3 de Abril ó el 20 de Mayo?
Tiene que decirnos alguien que algo acaba y que algo empieza para que nosotros nos pongamos manos a la obra, dispuestos a efectuar un cambio que, en caso de producirse, no durará más de una semana???
Yo no voy a proponerme nada. Yo no quiero cambiar. Yo no quiero empezar nada nuevo el día uno del nuevo año. Yo no quiero guardar mi copa, ni apagar mi cigarro...yo no quiero sentir, ni amar de otra manera distinta de la que siento o amo. No voy a ser distinta porque el año termine en uno en vez de en cero. Porque es absurdo y aparte y sobre todo, porque no me da la gana.
En mi vida, como en la de todo el mundo, se han producido muchos, muchos cambios; pero los que yo he planeado que ocurrieran son un porcentaje imperceptible ante todos los demás.
No planeé jamás tantas cosas que ahora son mi vida...
Y cambiar? Pues sí, tambien me lo planteé, hasta que supe que solo te das cuenta de que has cambiado cuando ya el cambio se ha producido...y nadie te pidió permiso para que sucediera.
Pasaré de un año a otro alzando mi copa y deseando fervientemente que para el próximo vuelva a levantarla frente a las mismas personas, frente a mi gente, frente a los que están siempre, siempre conmigo, y a los que me aman porque sí, sin interés, sin doblez, sin maldad...Frente a los que no me exigieron nunca nada y me perdonaron todo. Mi hogar, mi calor, mi apoyo, mi norte, mi suelo y mi cielo... Y brindaré también por lo encontrado, por lo recuperado, por lo luchado, por lo conseguido, por lo soñado, por lo deseado, por lo amado, por ellos, por nosotros...
Y guardaré un pequeño brindis por mi. Y sin ningún próposito de enmienda comenzaré un nuevo año. Voy a seguir siendo la misma...a pesar de todo.
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