jueves, 14 de junio de 2012

Lo que ella me da.

Esta noche es otra noche en la que Morfeo se olvidó mi dirección...Escucho música con la esperanza de que me tranporte a otro lugar que recuerde el susodicho dios, pero lo único que consigo es provocar un tsunami que sacude con fuerza mi cabeza y mis entrañas. Y me dejo llevar...porque en el fondo me gusta su poder. El poder de hacerme viajar aún estando quieta, el poder de activar mi imaginación hasta puntos insospechados por mi, el poder de llevarme a tu lado, el poder de darme fuerzas para seguir adelante, de tener esperanzas, de seguir teniendo sueños, ganas... de, al final, agradecerle a Morfeo que olvide mi dirección, porque ahora en la noche mis oidos pueden ser acariciados de manera diferente por cada melodía, por cada nota...Cierro los ojos, sin tener sueño...y vuelo...tan lejos como solo puede llevarme ella. Al lugar donde quisiera estar ahora. No siento ningún peso, no tengo los pies en el suelo, mi mente es libre...tan libre como siempre lo quiso ser mi cuerpo... Es la llave que abre cualquier cerradura. Es el aire que se cuela por cualquier rendija cuando crees que ya no puedes respirar. Es la fuerza que te empuja a caminar cuando tus pies se paran. La que puede colorear la oscuridad. La que te hace recordar momentos pasados como si volvieras a ellos en este justo instante... Y sigue acariciando mis oidos como solo sabría hacerlo el mejor amante, tan suave, tan despacio...Me abrazo a ella, como si se me fuera la vida en ello, y así la soledad solo se queda en un mal recuerdo, porque ella está conmigo, aqui, a mi lado...sin prisas, mientras que yo quiera, cuando yo quiera...no se irá, no tengo miedo de que se vaya...porque lo hará conmigo y esté donde esté...solo tendré que dejarme llevar de nuevo, por su poder; volveré a usar la llave que abre cualquier cerradura, a buscar la rendija por donde entre el aire cuando me asfixie...volveré a escucharla y aunque a mi alrededor me cerquen barrotes de hierro, la música me volverá a hacer libre. Libre.

lunes, 11 de junio de 2012

El escarabajo

Allí estaba, panza arriba. Pataleando tan fuerte como le permitían sus fuerzas. Aferrándose a una vida que se negaba abandonar. Tomando impulsos vanos. Todos sus esfuerzos no le daban ninguna recompensa. Gastando todas las energías que le quedaban en sobrevivir. Por qué pase por alli? Por qué le ví? Por qué no miré hacia otro lado? Por qué no tomé otro camino? Llamó mi atención, le observé...y me dí cuenta de que en ese momento su vida estaba en mis manos. Que podía disfrazarme de Dios y decidir si seguía viviendo ó no. Me dí cuenta que un simple movimiento de mi mano salvaría su vida, y si yo seguía mi camino, hacia adelante, él moriría. Tampoco lo pensé mucho...no lo pensé nada. Me agaché frente a él y usando una hojita de un árbol haciendo las veces de cucharilla, volví su pequeño cuerpo, volvieron sus pequeñas patitas a tocar el suelo...y ví como corría, entre la hierba...ví como se alejaba, con su cuerpecito redondo y negro...rápido, muy rápido...como huyendo del lugar donde iba a encontrar la muerte...y una maravillosa sensación recorrió todo mi cuerpo...me dí cuenta de que yo sonreía mientras él se alejaba, me dí cuenta de que el aire entraba mejor en mis pulmones y que esa vida seguiría solo porque le tendí una mano, solo porque un pequeño gesto le ayudó a levantarse, a seguir adelante, a volver a correr sobre la hierba... No somos tan distintos a ese pequeño escarabajo. También necesitamos esa mano. Esa mano que tendida hacia nosotros agarramos con fuerza, para que nos ayude a levantarnos porque panza arriba y pataleando no podemos. Esa mano, que al tocarla, nos hace sentir el calor que deshiela algunos sentimientos. Manos que dan lo que falta. Manos que ofrecen el regalo más maravilloso que pueda recibir un ser vivo. Mira tus manos!! No sabes cuántas cosas hay en ellas? Con ellas construyes, trabajas, acaricias, hablas, transmites, das...das todo lo que sientes; todo lo que tienes...está en tus manos. Imaginate que yo soy ese escarabajo...estoy panza arriba!!! Me querrás dar tu mano? Necesito volver a apoyar mis pies en el suelo y caminar...pero sin tu mano no podré. Dámela! y la agarraré fuerte, muy fuerte...me pondré de pie y caminaré. Y en mi camino siempre quedará el recuerdo de que fuiste tú quien me salvó. Y si mi vida sirve, si mis manos sirven para levantar a alguien...ya sé porqué estoy en este mundo.