Y no me refiero al famoso programa de radio, al que confieso estuve enganchada hace años, y del cual me desenganché (afortunadamente).
Hablar por hablar...lo hacemos todos. Y tal vez nuestras palabras estén llenas de verdaderas intenciones sobre lo que decimos, y otras veces sean una película que nosotros mismos queremos creer.
Hablamos de nosotros, de ellos, de aquellos y de los de más allá.
Hablamos de los malos y de los buenos con unas apreciaciones personales y una subjetividad dificil de comprender para otros que no piensan igual.
Hablamos de lo imposible, de lo factible, de lo cotidiano, de lo extraordinario. De lo que pudo haber sido y no fué. De lo que sabemos cierto que jamás será, pero aún así, soñamos con que sea. Hablamos sin saber, con conocimiento de causa, desde lejos y desde cerca. Desde nuestra atalaya, hablamos.
Hablamos del hambre en el mundo mientras llenamos nuestros cubos de basura de alimentos.
Hablamos de cuanto deseamos la paz en el mundo (deseo indiscutible de toda top-model), mientras le declaramos la guerra a nuestro propio vecino.
Hablamos de que no hay trabajo apoyados en la barra de un bar (siempre me pregunto si tanto da el paro pa pagar tanta cerveza).
Hablamos del tercer mundo (odio que haya un primer y un segundo) mientras desperdiciamos tiempo y dinero.
Hablamos de lo injusto del maltrato y pasamos de largo ante los maltratados.
Y proclamamos "yo no he matao a nadie" como si eso nos eximiera de todo.
Hablamos como si tuviesemos derecho a todo, como si no tuviesemos obligación de nada.
Y siempre el que habla...es el que más tiene que callar.
Escuchemos a los mudos. Ellos si que tienen cosas que decir.
Y son mudos no porque no puedan hablar, si no porque sus voces no son escuchadas. Son silenciadas porque no interesa oirlas. Porque dicen verdades como puños que harían poner nuestra cara colorá como un tomate de Rota. Porque no pierden su tiempo como lo perdemos nosotros en hablar por hablar. Porque no hablan...actúan. Y sus actos podrán ser bien o mal vistos ante nuestros ojos...pero actúan.
Y actúan para que nosotros podamos hablar...de ellos. Para que podamos seguir hablando...por hablar.
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